Yo amo mi pajón
Cuando estudiaba Publicidad en la universidad, los profesores nos hacían tomar campañas publicitarias extranjeras como casos de estudio. Debíamos identificar el objetivo, el blanco de público y entender los medios seleccionados, entre otras informaciones necesarias para completar el brief (así se le llama al documento de solicitud de campaña que se le pasa a la agencia publicitaria).
Pero no nos enseñaron la importancia de hacer publicidad en la que los dominicanos se sintieran reflejados, y con esto me refiero al uso de modelos que parezcan locales.
Varios estudios indican que cuando las marcas se esfuerzan por tener una comunicación inclusiva obtienen mejores resultados en la apreciación y recordación de marca y, por ende, se hacen más creíbles y afectan de manera positiva las ventas.
Hasta hace unos años no era común en la publicidad dominicana usar modelos negros o mulatos. Los catálogos de trajes de baño o de productos de belleza de tiendas por departamentos importaban modelos desde Colombia, u otro país suramericano, para cumplir con los cánones de belleza y voluptuosidad la de mujer latina, pero siempre de piel clara y pelo lacio. Y aunque todavía lo hacen, es cada vez más frecuente encontrar modelos mulatos y negros.
Que retratemos nuestra diversidad racial debe aplaudirse
Una de las razones de que consideremos a Presidente la marca más dominicana –además de haber desarrollado siempre una excelente estrategia mercadológica–es que cuando vemos un anuncio podemos decir: “Sí, esos son dominicanos. Así nos vemos, así actuamos, así hablamos nosotros”.
La Dirección de Comunicación de la Presidencia de la República Dominicana también ha hecho énfasis en usar imágenes con personas que nos permiten apreciar nuestra diversidad.
Producir una foto para una campaña específica es muy costoso. De ahí que cuando no hay presupuesto, se recurre a los bancos de fotos; incluso, muchas empresas utilizan publicidad enlatada (prehecha por la casa matriz, en otro país). El resultado es quelos rasgos raciales de los modelos no son los más adecuados para hacerlos pasar por dominicanos.
En nuestro país se hacen esfuerzos para reivindicar nuestra belleza mulata. Un buen ejemplo de esto es el salón exclusivo para pelo natural Miss Rizos, que ha merecido incluso una reseña en el New York Times, aunque aquí se le siga diciendo al pelo afro, “pelo malo”. Sin embargo, el camino por recorrer es largo.
Las modelos negras dominicanas son las más buscadas en el extranjero, no obstante en nuestro país se sintieron discriminadas. Tanto agencias como clientes han identificado este cambio. La tendencia aincluir modelos con el pelo naturalmente afro va en aumento, ya no solo en marcas más comerciales, sino también en la banca y casas de altos estudios.
Si queremos desarrollar profesionales actualizados, la publicidad incluyente debería ser impartida por nuestras universidades en las carreras de Mercadeo y Publicidad. Y deben ir aún más lejos e incluir:
Personas con diversos tipos de discapacidades físicas, como hicieron la Asociación de Popular de Ahorros y Préstamos y la Fundación Quiéreme como Soy;
Modelos que rompan el estereotipo de belleza 90-60-90, como hizo Jumbo con su hermoso catálogo junto a Yo me Amo, y el de los hombres con abdominales perfectos;
Tratar con dignidad la diversidad sexual de las personas;
Reflejar la realidad de las familias dominicanas, donde la familia nuclear es la excepción;
Entender que los roles de género han evolucionado y que las mujeres ya no se limitan a ser amas de casas y que hay hombres que se ocupan de sus hijos.
Hasta cierto punto, la publicidad es un reflejo de la sociedad. Que retratemos nuestra diversidad racial debe aplaudirse.